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Una realidad inocultable

 El pasado y el presente en disputa

Por Gastón Grisoni (*)

La actual coalición gubernamental ha llegado para retrotraer al país a épocas ya superadas, todos sus esfuerzos van en ese sentido. La enseñanza histórica, la interpretación de lo ocurrido en el pasado reciente, no escapa a ese afán restaurador. Excluyen a Carlos Demasi e  incorporan  dos textos militantes de la teoría de los dos demonios.


Un aspecto clave

La exclusión del Prof. Carlos Demasi tiene razones importantes. Su estudio de la historia uruguaya destruye el mito de la teoría de los dos demonios para explicar lo ocurrido.

El 13 de junio del año 1968 es un día de gran significación en el acontecer nacional. Ese día, el presidente Jorge Pacheco Areco suspendió las garantías individuales e impuso las Medidas Prontas de Seguridad como mecanismo de gobierno.  Las mismas se mantuvieron de manera permanente hasta poco antes de las elecciones llevadas a cabo en noviembre de 1971. Su decisión de implantar las Medidas obligó a renunciar al Ministro de Trabajo y Seguridad Social de entonces Manuel Flores Mora en rechazo.

El proceso iniciado el 13 de junio de 1968 condujo a la dictadura y desembocó en el terrorismo de Estado. Fue la respuesta de los grandes grupos de poder, aliados a EEUU, ante la crisis de la estructura económica del país que se venía manifestando desde 1955. Mediante ese proceso autoritario, represivo, terrorista, los grupos económicos privilegiados procedieron a reestructurar la economía uruguaya en perjuicio de los trabajadores, los jubilados y los sectores populares.

Pacheco Areco encendió la mecha

Cuando el 13 de junio de 1968 Jorge Pacheco Areco impuso las Medidas Prontas de Seguridad (MPS), un instrumento de gobierno temporal, para gobernar al margen del Parlamento, dio comienzo a un lento y prolongado proceso de deterioro institucional que se mantuvo hasta febrero de 1985.

En ese marco, a fines del mes de junio, Jorge Pacheco Areco convocó a las Fuerzas Armadas para reprimir a los gremios en conflicto, tanto públicos como privados que se opusieron a su programa de ajustes económicos siguiendo las pautas del Fondo Monetario Internacional.

La dictadura civil – militar fue una calamidad para el país y su gente pero un gran negocio para los poderosos. Los trabajadores y los sectores populares perdieron el 50% del poder adquisitivo de los salarios, vieron seriamente disminuida sus condiciones laborales y de vida, los jubilados y pensionistas perdieron el aguinaldo anual como resultado del Acta Institucional Nº 9. Al final del proceso, el 40% de los hogares uruguayos estaban en la pobreza según cifras oficiales. Los grupos económicos se apropiaron de más de tres mil millones de dólares que fueron redistribuidos de los bolsillos de los trabajadores.

Militantes de la teoría de los dos demonios

Tanto Alfonso Lessa como  Julio María Sanguinetti, con matices y diferencias entre ellos, explican el proceso político uruguayo, la dictadura civil – militar, a la luz de la irrupción de las organizaciones armadas en la vida política. Lessa destaca y amplifica el desarrollo de las acciones de los grupos armados, señala su surgimiento al principio de los años sesenta luego de la Revolución Cubana. Lo hace cuando es público y notorio que la guerrilla, como la denomina, adquiere relevancia mucho después de que Jorge Pacheco Areco decretara las Medidas Prontas de Seguridad y desatara una brutal represión contra los trabajadores sindicalizados y el movimiento estudiantil.

El profesor Carlos Demasi,  con  rigor supo estudiar y presentar las vicisitudes de ese 1968 uruguayo tan impactante (1). Dejó muy claro que el decreto de Pacheco Areco  para implantar las Medidas Prontas de Seguridad no menciona ni a los estudiantes y, mucho menos, a los grupos insurgentes. Las Medidas Prontas de Seguridad se aplicaron para llevar adelante las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.

El doctor Julio María Sanguinetti coincide con Lessa  en líneas generales pero es  más amplio, más minucioso, incorpora el accionar de los sindicatos  y sus reclamos como un elemento pernicioso que condujo a que ocurriera lo que ocurrió.

El movimiento sindical: un papel decisivo

En forma contraria a lo sostenido por el Dr. Julio María Sanguinetti, los trabajadores uruguayos, nucleados en la CNT, históricamente han jugado un papel decisivo y positivo. Supieron enfrentar al proyecto antipopular y represivo de Pacheco Areco y luego el golpe de Estado de Juan María Bordaberry con 14 heroicos días de huelga general. Fueron un motor decisivo de la resistencia popular y de la reconquista democrática. El crecimiento de las organizaciones armadas fue la expresión de la conmoción y conflictividad desatada a nivel de toda la sociedad por el intento de descargar la crisis de la economía uruguaya en las espaldas de los trabajadores y de los sectores populares.

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1)1) Prof. Carlos Demasi. El 68 uruguayo. El año que vivimos en peligro. Ediciones de la Banda Oriental. 

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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.

(**) Publicado en El Popular Nº 615 - 25 11 2022