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Suprema dignidad

 Con la Directora de Cultura  María Inés Obaldía en representación de la Intendenta Carolina Cosse, ausente por razones de salud, y la presencia de todo el gabinete en pleno del gobierno municipal, la Intendencia de Montevideo, por segundo año consecutivo, rindió homenaje a los Detenidos Desaparecidos en el Memorial que los recuerda en el Parque Vaz Ferreira en el Cerro. Una decisión inspiradora y elogiable. Es lo que deben hacer las autoridades del Estado a todos los niveles.


Foto: Federico Gutiérrez. La diaria

La institucionalidad democrática que disfruta  nuestro país desde hace décadas  es una gran conquista del pueblo uruguayo. Es el resultado de sus luchas, de sus movilizaciones, de su resistencia, en forma colectiva e individual, en Montevideo y en el Interior, dentro y fuera de fronteras, de su capacidad de sobreponerse a fuerzas aparentemente superiores, de su capacidad de superar sus diferencias políticas e ideológicas, de unirse y de contribuir a la búsqueda de salidas constructivas. La democracia uruguaya no le debe nada a las Fuerzas Armadas y mucho menos al vocero oficial  de la dictadura el matutino El País.

La desaparición forzada de ciudadanos que son secuestrados, torturados atrozmente, asesinados y sus restos deliberadamente ocultados, por razones gremiales, sindicales, políticas o ideológicas es una práctica represiva abominable. En Uruguay, durante el terrorismo de Estado fue una práctica habitual y extendida, dentro y fuera de las fronteras nacionales en el marco del Plan Cóndor.

Sin negar el sufrimiento padecido por miles de compatriotas en el período comprendido entre 1968 y 1985, los 197 Detenidos Desaparecidos representan al grupo de ciudadanas y ciudadanos que, por ser luchadores sociales y políticos, pagaron el mayor precio, al igual que sus familiares y sobrevivientes.

Desde el año 1996 miles y miles de uruguayos se concentran y marchan reclamando conocer su paradero y su destino, hallar sus restos para darles sepultura y esclarecer las circunstancias de su desaparición. También es un ritual cívico de homenaje y de reconocimiento. Todas y todos sabemos que la Verdad está secuestrada y cada vez somos más y más quiénes decimos Todos somos Familiares.

Un ejemplo a imitar

La sencilla ceremonia realizada en la mañana de ayer, rindiendo nuevamente homenaje a los Detenidos Desaparecidos, contrasta con el silencio de las más altas autoridades del país que no emitieron ni una sola palabra, que no acompañaron la marcha y que ni siquiera reciben a las organizaciones sociales que nuclean a las víctimas.

El comunicado emitido por la Secretaría de DDHH para el pasado reciente en la voz de la querida Matilde Rodríguez Larreta es la única señal que no permite disimular el silencio de los principales jerarcas tan proclives a la exposición mediática en una fecha tan significativa.

Homenajear a los Detenidos Desaparecidos es un obligación ciudadana y republicana, un compromiso con el pasado, con el presente y con el futuro.

La foto que acompaña esta columna, tomada en la mañana de ayer, en el Parque Vaz Ferreira, es conmovedora. Dos adultos mayores, ejemplares, tomados de la mano, en la fría mañana otoñal, diciendo presente a la ceremonia convocada por la IMM representan el sentimiento de adhesión de nuestro pueblo a esta causa nacional de las grandes mayorías.

El homenaje de la IMM a los Detenidos Desaparecidos debería ser institucionalizado. Los Detenidos Desaparecidos, ciudadanos como todos nosotros, son un claro recordatorio de cuánto le costó a los trabajadores y al pueblo uruguayo conquistar la libertad y la democracia.

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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.