Con la Directora de Cultura María Inés Obaldía en representación de la Intendenta Carolina Cosse, ausente por razones de salud, y la presencia de todo el gabinete en pleno del gobierno municipal, la Intendencia de Montevideo, por segundo año consecutivo, rindió homenaje a los Detenidos Desaparecidos en el Memorial que los recuerda en el Parque Vaz Ferreira en el Cerro. Una decisión inspiradora y elogiable. Es lo que deben hacer las autoridades del Estado a todos los niveles.
La institucionalidad democrática que disfruta nuestro país desde hace décadas es una gran conquista del pueblo uruguayo. Es
el resultado de sus luchas, de sus movilizaciones, de su resistencia, en forma
colectiva e individual, en Montevideo y en el Interior, dentro y fuera de
fronteras, de su capacidad de sobreponerse a fuerzas aparentemente superiores, de su
capacidad de superar sus diferencias políticas e ideológicas, de unirse y de
contribuir a la búsqueda de salidas constructivas. La democracia uruguaya no le
debe nada a las Fuerzas Armadas y mucho menos al vocero oficial de la dictadura el matutino El País.
La desaparición forzada de ciudadanos que son
secuestrados, torturados atrozmente, asesinados y sus restos deliberadamente
ocultados, por razones gremiales, sindicales, políticas o ideológicas es una
práctica represiva abominable. En Uruguay, durante el terrorismo de Estado fue
una práctica habitual y extendida, dentro y fuera de las fronteras nacionales
en el marco del Plan Cóndor.
Sin negar el sufrimiento padecido por miles de
compatriotas en el período comprendido entre 1968 y 1985, los 197 Detenidos Desaparecidos
representan al grupo de ciudadanas y ciudadanos que, por ser luchadores
sociales y políticos, pagaron el mayor precio, al igual que sus familiares y
sobrevivientes.
Desde el año 1996 miles y miles de uruguayos se
concentran y marchan reclamando conocer su paradero y su destino, hallar sus
restos para darles sepultura y esclarecer las circunstancias de su
desaparición. También es un ritual cívico de homenaje y de reconocimiento.
Todas y todos sabemos que la Verdad está secuestrada y cada vez somos más y más
quiénes decimos Todos somos Familiares.
Un ejemplo a imitar
La sencilla ceremonia realizada en la mañana de ayer,
rindiendo nuevamente homenaje a los Detenidos Desaparecidos, contrasta con el
silencio de las más altas autoridades del país que no emitieron ni una sola
palabra, que no acompañaron la marcha y que ni siquiera reciben a las
organizaciones sociales que nuclean a las víctimas.
El comunicado emitido por la Secretaría de DDHH para
el pasado reciente en la voz de la querida Matilde Rodríguez Larreta es la
única señal que no permite disimular el silencio de los principales jerarcas
tan proclives a la exposición mediática en una fecha tan significativa.
Homenajear a los Detenidos Desaparecidos es un
obligación ciudadana y republicana, un compromiso con el pasado, con el
presente y con el futuro.
La foto que acompaña esta columna, tomada en la mañana
de ayer, en el Parque Vaz Ferreira, es conmovedora. Dos adultos mayores,
ejemplares, tomados de la mano, en la fría mañana otoñal, diciendo presente a
la ceremonia convocada por la IMM representan el sentimiento de adhesión de
nuestro pueblo a esta causa nacional de las grandes mayorías.
El homenaje de la IMM a los Detenidos Desaparecidos
debería ser institucionalizado. Los Detenidos Desaparecidos, ciudadanos como
todos nosotros, son un claro recordatorio de cuánto le costó a los trabajadores
y al pueblo uruguayo conquistar la libertad y la democracia.
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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus
opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.