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Nuevamente a las calles!

 197 detenidos desaparecidos

La verdad sigue secuestrada, es responsabilidad del Estado 

La desaparición forzada de ciudadanos que son secuestrados, atrozmente torturados, asesinados y sus restos ocultados, por razones gremiales, sindicales, políticas o ideológicas es una práctica represiva abominable, cruel e inhumana. En Uruguay, durante el terrorismo de Estado fue una práctica habitual y extendida, dentro y fuera de las fronteras nacionales en el marco del Plan Cóndor.


Las investigaciones llevadas adelante por distintas instancias, a nivel privado y estatal,  desde el retorno a la vida democrática han documentado hasta el momento 197 casos de Detenidos Desaparecidos durante el proceso iniciado en junio de 1968. Esa fecha es un jalón importante en la vida del país.

El presidente de entonces, Jorge Pacheco Areco, implantó las Medidas Prontas de Seguridad para reprimir los conflictos sindicales del momento. Las mismas se mantuvieron en forma casi permanente durante su gobierno como procedimiento de gobierno.

Al amparo de ellas se clausuraron medios de prensa, se estableció la censura previa y se restringió la libertad de expresión, se prohibió la actividad sindical, se detuvieron a centenares de militantes gremiales y políticos, se militarizaron miles de trabajadores, públicos y privados. Aumentó la represión y la sangre estudiantil corrió en las calles montevideanas. Se congelaron los salarios y se intervino la educación.

Las Medidas Prontas de Seguridad: contra los trabajadores.

El decreto por el cual Jorge Pacheco Areco implantó las Medidas Prontas de Seguridad que suspendía derechos constitucionales se orientó básicamente al movimiento sindical, a los trabajadores, públicos y privados. La implantación de las medidas restrictivas no hizo mención a los estudiantes y mucho menos a las organizaciones armadas que, si bien habían surgido algunos años antes, tenían un desarrollo incipiente. Es precisamente durante el gobierno de Pacheco Areco que ocurren las primeras desapariciones, realizadas por el Escuadrón de la Muerte con la cobertura del Ministerio del Interior y otros jerarcas gubernamentales.

Una práctica institucional

Roberto Gomensoro Josman fue el primer detenido desaparecido con responsabilidad directa de las Fuerzas Armadas como lo puso de manifiesto José Nino Gavazzo en el Tribunal de Honor que juzgó su responsabilidad. La decisión de ocultar sus restos mortales fue adoptada por las más altas jerarquías militares.

Durante muchos años los represores negaron la existencia de Detenidos Desaparecidos. La Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, Ley 15 848, promovida por las Fuerzas Armadas y votada por el Parlamento en 1986, fue un escudo protector para impedir la actuación de la justicia.

La intensa lucha desplegada por generaciones de luchadores sociales y políticos, con un papel protagónico de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y el Pit Cnt, permitió ir logrando avances parciales y pequeños que comenzaron a filtrar la muralla de la impunidad. El triunfo de  Néstor Kirchner en Argentina y su activa política de DDHH hacia la dictadura militar y la llegada al gobierno del Dr. Tabaré Vázquez en nuestro país permitieron los primeros avances judiciales.

Parte de la verdad, comenzó a surgir y, especialmente, quedó en evidencia que la desaparición forzada de ciudadanos fue una metodología represiva asidua por parte de la dictadura y el terrorismo de Estado. Las Fuerzas Armadas reprimieron activamente en la Argentina. Hubo traslados clandestinos de prisioneros. Hubo vuelos clandestinos como lo admitió la Fuerza Aérea en el 2005

En octubre de 2009, la SCJ presidida por el Dr. Jorge Chediak declaró la inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad. En el año 2011, la Ley 18 831 restableció la pretensión punitiva del Estado y autorizó al Poder Judicial a retomar las obligaciones constitucionales.

En Domingo Arena saben

Con la excepción de Manuel Cordero condenado en la Argentina, de Jorge Tróccoli preso en Italia, de Pedro Matos prófugo de la justicia en Brasil, Ernesto Avelino Ramas en prisión domiciliaria,  en la cárcel de Domingo Arena se encuentran los principales represores involucrados en las prácticas represivas y en las desapariciones forzadas. Ellos saben y saben, además, quiénes saben. En los Tribunales de Honor han dicho la verdad.

Hoy, en todo el país y allende, miles y miles, seguiremos reclamando. Es lo que corresponde. Lo que necesita el país: la desaparición forzada de ciudadanos merece ser repudiada una y otra vez. Aunque al senador Gustavo Penadés lo exaspere la consigna: todos somos familiares.

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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.

(**) Publicado en El Popular del 30.05.2022