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12.03.2010

El próximo domingo 14 se cumplen 25 años de la liberación de los últimos presos políticos de la dictadura al comenzar la restauración democrática. Desde su fundación, hace ya 10 años, Crysol, la organización que nuclea a todas y a todos los expresos políticos de este país, ha de celebrar nuevamente El día del Liberad@.

Desde que el 13 de junio de 1968, el Presidente Jorge Pacheco Areco decretó por primera vez las Medidas Prontas de Seguridad que con pequeñas interrupciones mantuvo hasta el final de su mandato, Uruguay comenzó a transitar un duro camino de violencia estatal, con Escuadrón de la Muerte incluido, que desembocaría en el más crudo Terrorismo de Estado.

Un récord mundial.

Uruguay llegó a ser el país del mundo con la mayor cantidad de prisioneros políticos en proporción al número de sus habitantes. La prisión prolongada y la tortura, habitual, masiva, sistemática y generalizada fue la característica represiva del Terrorismo de Estado en Uruguay. Fue la metodología deliberadamente seleccionada por las Fuerzas Armadas para destruir a quienes consideraban opositores a su proyecto de país, como lo señaló el informe de Serpaj del año 1989, Uruguay Nunca Más.

Hubo más de 8.000 presos políticos “procesados” por los Tribunales Militares y miles de ciudadanos permanecieron detenidos en forma prolongada, durante años, sin haber sido formalmente procesados. En muchos casos habiendo incluso decretado su libertad los propios jueces militares.

Los tribunales militares procesaron formalmente a ciudadanos menores por delitos políticos, gremiales o ideológicos. Decenas de mujeres embarazadas fueron sometidas a torturas físicas y sicológicas en dicho estado e incluso se vieron obligadas a dar a luz estando detenidas permaneciendo sus hijos recluidos con ellas.

Las normas legales en Uruguay establecen que las personas detenidas tienen que ser puestas a disposición de la justicia en un plazo no mayor a las 24 horas. Según el informe de Serpaj, en aquel período, el 34.8% de los presos políticos que estuvieron recluidos en los Penales de Libertad y de Punta de Rieles, demoraron de 1 a 3 meses en ser puestos a disposición de la justicia desde el momento de su detención.

En promedio, todos los presos políticos de dichos penales demoraron 3,5 meses (105 días) en pasar a manos de la justicia. Y es de recordar que durante el proceso militar, el Juez Sumariante de los tribunales militares se encontraba en las mismas instalaciones que los detenidos, en las propias unidades. Y se han documentado casos que señalan que incluso integraban los equipos de interrogadores.

Este tiempo era el período en que los presos políticos eran interrogados, sometidos a apremios físicos y sicológicos, en algunos casos torturados hasta la muerte, estaban desaparecidos, incomunicados con el mundo exterior y entre ellos, se desconocía su paradero, carecían de los más elementales derechos, estaban encapuchados , esposados y sometidos a la mayor arbitrariedad.

Con respecto al tiempo que duró la reclusión durante el período del Terrorismo de Estado, algunas cifras son altamente elocuentes. De los presos políticos recluidos en Libertad y en Punta de Rieles, solamente un 7% de ellos estuvo detenido 2 años. El 23% estuvo de 3 a 5 años, el 24.4% estuvo de 5 a 8 años y un 15% del total de detenidos permaneció recluido más de 12 años.

Para los penales de Libertad y de Punta de Rieles, centros emblemáticos de la prisión prolongada en el Uruguay, aunque no los únicos, el tiempo promedio de reclusión de los presos políticos fue de 6 años y 8 meses.

Los presos políticos en todos los casos, sin excepción, estuvieron invariablemente sometidos a condiciones de vida extremadamente rigurosas como lo documentó la Cruz Roja Internacional en su momento.

El sistema carcelario se basó en los castigos individuales y colectivos, en la implantación de la arbitrariedad represiva como norma de gobierno o administración interna. Existieron carencias de todo tipo en la asistencia sanitaria, hubo selección de lecturas o prohibición total de ellas por largos períodos, hubo absoluta prohibición de contactos con el mundo exterior mediante la eliminación de todo tipo de acceso a la prensa, escrita, radial o televisada, existieron graves limitaciones en la correspondencia, permanentemente violada y censurada. Los contactos con los familiares se realizaron en condiciones humillantes, bajo vigilancia y a través de un vidrio, la alimentación fue siempre defectuosa e insuficiente, hubo privación o grave limitación de realizar actividades recreativas o de realizar estudios, y se impidió el contacto con el sol y el aire libre.

Estas terribles e inhumanas condiciones, diseñadas específicamente para lograr la destrucción física, síquica y moral de los detenidos, comunes a la totalidad de los presos por razones políticas, se vieron exacerbadas hasta límites increíbles de saña represiva en el caso de los nueve detenidos como los “rehenes” y de las 11 detenidas conocidas como “las rehenes”.

Como lo demostró de manera científica el Prof. Dr. Ricardo Elena en un trabajo del año 2005, la tortura y la prisión prolongada, en las condiciones en que ella se desarrolló en nuestro país, produjo en quienes la sufrieron, una mayor tasa de morbimortalidad y una menor expectativa de vida que el resto de la población.

El sentido de una celebración.

Como colectivo Crysol celebra el Día del Liberad@ todos los años porque no considera un error haber sido luchadores sociales y políticos, haber participado activamente en las luchas sociales que conmovieron a nuestro país en las décadas de los 60, de los 70 y de los 80.

Fuimos miles y miles, integrábamos diferentes y distintas organizaciones políticas, con diferentes ideologías, filosofías, estrategias, tácticas, metodologías de lucha y posicionamientos ante la vida y el mundo. Fuimos miles que participábamos en diferentes movimientos sociales, gremiales, culturales y artísticos. Proveníamos de diferentes ámbitos de la sociedad, desde los más encumbrados a los más humildes. La mayoría proveníamos de los más vastos sectores populares. Éramos mujeres y hombres, viejos y jóvenes, algunos muy jovencitos. Así también fue muy diferente nuestra experiencia y nuestra trayectoria individual una vez que recuperamos la libertad y volvimos al seno de la sociedad.

Para todas y todos, en mayor o menor medida, la cárcel fue una experiencia traumática y dolorosa, que marcó nuestra existencia, nuestra vida, nuestros proyectos futuros y esperanzas colectivas e individuales y familiares. Pero fue también, y lo reivindica el colectivo, una experiencia diaria de lucha por la vida, por nuestras convicciones, con nuestros principios y valores, con nuestros sueños. La cárcel fue el ejercicio diario de la solidaridad hasta límites increíbles, de la fraternidad a toda hora, del apoyo mutuo para sobrevivir. La cárcel fue un lugar de lucha apasionada, de combate, de resistencia frente a los intentos de destruirnos política, física, psíquica, ética y moralmente por parte de quienes se había adueñado de los destinos del país a sangre y fuego.

Como colectivo organizado es un día de reafirmación de nuestros valores comunes, de nuestras aspiraciones, de nuestros deseos y de los derechos que las normas internacionales de derechos humanos nos otorgan a todas y a todos ya sea que hayamos estado recluidos en Cabildo, en Carlos Nery, en Cárcel Central, en Punta Carretas, en Punta de Rieles, en Tacuarembó, en el Fusna, en Prefectura Naval, en Boiso Lanza, en el Penal de Libertad o en los diferentes cuarteles que oficiaron de centros de reclusión.

La Resolución 60/147 de las Naciones Unidas.

La Resolución 60/147 de las Naciones Unidas del 16 de diciembre de 2005 es la declaración universal de los derechos que tienen todas las personas que han sufrido violaciones manifiestas a los derechos humanos internacionales como las ocurridas en Uruguay en el período.

Establece muy claramente las obligaciones de los Estados para cumplir con sus responsabilidades y cuales son los derechos de esas personas en el marco de una Reparación Integral. Cinco principios son básicos en ella: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción, prevención y garantías de no repetición.

Proclamar nuestros derechos, demandar su implementación en la vida diaria de nuestro país, no es saldar deudas viejas o cobrar cuentas. Es simplemente bregar por una sociedad democrática, donde rijan las garantías constitucionales, las normas propias de un Estado de derecho, las disposiciones legales que correspondan y las normas de derechos humanos tan necesarias para que naides sea más que naides y se pueda transitar hacia un país libre, soberano y desarrollado barriendo con las secuelas del pasado reciente.

Implementar todos los derechos que se consagran en la Resolución 60/147 de las Naciones Unidas es un paso imprescindible para que la sociedad uruguaya pueda seguir avanzando.

Anular todas las disposiciones legales que impiden ejercer nuestro principal derecho y golpea el legítimo derecho del conjunto de la sociedad, el acceso a la justicia, sigue estando a la orden del día. Así lo demanda incluso la Comisión Interamericana de DDHH que ha intimado al Estado uruguayo a cumplir inexorablemente con los compromisos contraídos.

El próximo domingo 14, a la hora 12 en el Parque Vaz Ferreira rendiremos homenaje a nuestros Detenidos Desaparecidos, ya que siguen junto a nosotros y seguimos reclamando saber el que, el cuando, el dónde, el cómo y el porqué.

A partir de las 16 horas, con un acto artístico cultural, en las instalaciones del Club Bohemios, a 25 años, nos reencontraremos todas y todos. Celebraremos una vez más el Día del Liberad@ junto a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros y al conjunto de la sociedad.
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