Los cultores de la teoría de los dos demonios en cualquiera de sus versiones, burda o sofisticada, directa o indirecta, tienen varios rasgos en común. Uno de ellos es el hecho de minimizar, disminuir o simplemente ignorar los acontecimientos ocurridos el 13 de junio de 1968. De ese modo se les facilita la labor de responsabilizar a los grupos armados, especialmente al MLN, de generar el golpe de Estado y la actuación terrorista sistemática de los funcionarios estatales al amparo del poder.
Por
Gastón Grisoni (*) – El Popular Nº 623 - 10 03 2023
Entierro de Líber Arce
El MLN había surgido y se
había dado a conocer en el año 1963 mediante el robo de armas en el Club Tiro
Suizo de Nueva Helvecia. También había desarrollado otras acciones armadas de
pertrechamiento logístico y acciones publicitarias. Era una organización
incipiente pero sin mayor presencia ni en el movimiento sindical ni tampoco
estudiantil. No era una organización de impacto, hasta ese momento, en la
agenda política.
Pacheco
Areco incendió la pradera
A fines del año 1967
falleció el general Oscar Gestido sin llegar a completar un año de mandato. En
la misma noche de su muerte, asumió Jorge Pacheco Areco. Se había caracterizado
por ser un editorialista del matutino El Día, de larga tradición colorada y un
diputado poco activo del Partido Colorado.
El 13 de junio, de manera
sorpresiva y sin conflictos sindicales que lo justificaran, decretó las Medidas
Prontas de Seguridad (MPS) poniendo abrupto fin a las negociaciones que el
Ministro de Trabajo de la época, Manuel Flores Mora, venía llevando a cabo con
las cámaras empresariales y con el movimiento sindical.
El Prof. Carlos Demasi en
su libro El 68 uruguayo, el año en que todos estuvimos en peligro, describe de
manera exhaustiva el proceso que se vivió en esos doce meses tan intensos. Deja
en evidencia, sin mencionarlos, la falsedad del relato de Alfonso Lessa y de Julio María Sanguinetti que nunca incluyen las
Medidas Prontas de Seguridad, como un factor de peso y gravitación, en el
relato de los acontecimientos.
Pacheco Areco decretó las
Medidas Prontas de Seguridad sin causas reales que lo justificaran pues había
decidido aceptar las Recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y
llevar a cabo un ajuste estructural de la economía uruguaya que tendría en los
trabajadores y sectores asalariados los principales grupos sociales
perjudicados.
A los 15 días, a fines del
mes de junio, Jorge Pacheco Areco adoptó medidas sumamente
trascendentes: congeló los precios de los productos y la congelación salarial,
envió al Parlamento un proyecto de ley de presupuesto que no otorgaba aumentos
salariales en toda la administración pública y decretó la militarización de los
trabajadores del Banco de la República (BROU) y del Banco Central del Uruguay
(BCU) dando inicio a un ciclo autoritario que extendería esta modalidad
represiva e inusual a otros gremios con el correr de los meses en una medida
que conmocionaría a toda la sociedad.
Las Fuerzas Armadas que en
su interior ya contaban con sectores golpistas y reaccionarios encabezados por
el General Mario Aguerrondo, fueron convocadas a la escena pública como brazo
armado de sectores empresariales que apoyaban el plan económico del FMI que
Jorge Pacheco Areco decidió implementar como salida a la crisis.
Lessa
y Sanguinetti: un solo corazón
En Agonía de una
democracia, el Dr. Julio María Sanguinetti hace mención explícita al 13 de
junio de 1968 y a las Medidas Prontas de Seguridad, aunque les resta
importancia y dramatismo para acomodar los hechos reales en función de su
interpretación histórica. Ahora, compartiendo la coalición gubernamental con
los nostálgicos del proceso civil – militar, en su último libro ¿Qué pasó en
febrero?, en la narración cronológica de los hechos, no menciona la
implantación de las Medidas Prontas de Seguridad, a pesar de que la
militarización de miles de trabajadores fue el inicio de un proceso que
desembocó en la dictadura y el terrorismo de Estado.
El periodista Alfonso
Lessa, elogiado incluso por Julio María Sanguinetti en su último libro, es un
reconocido autor que no le atribuye ninguna importancia a la implantación de
las Medidas Prontas de Seguridad. En su libro La Revolución Imposible, por ejemplo,
las cita al pasar, fugazmente e, incluso, las ubica en el año 1969.
Culpabilizar a los grupos armados y al movimiento sindical organizado en la CNT
y al movimiento estudiantil es fácil y muy bien visto por los grupos de poder,
de ayer y de hoy.
El
fin del Batllismo
Jorge Pacheco Areco
durante su gobierno abandonó la vieja metodología batllista de negociación para
resolver los conflictos sociales. Las Medidas Prontas de Seguridad fueron una
herramienta de gobierno para sortear al Parlamento, intentar destruir a la
recién creada Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y aplicar un plan
económico imposible de instrumentar sin cercenar la libertad de prensa, sin
restringir las libertades sindicales y de todo tipo. El plan económico del Fondo Monetario
Internacional solo podía llevarse a cabo exitosamente en base a un fuerte e
intenso disciplinamiento social.
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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.