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Un acto pleno de soberanía nacional

 Al regresar a la vida democrática, en una acción de rechazo y condena a las graves violaciones a los DDHH, en marzo de 1985, el parlamento aprobó la Ley 15 737. Mediante ella, Uruguay  adhirió a la Carta Interamericana de DDHH, al sistema institucional de protección a los mismos y aceptó la competencia de la Corte Interamericana para dirimir los conflictos que se suscitasen al respecto.

Por Gastón Grisoni (*)

Actuales integrantes de la Corte

Desde ese momento, las decisiones que se adopten por parte de ella y que involucren a nuestro país, son de cumplimiento obligatorio para Uruguay. Al contrario de lo que afirman los parlamentarios de Cabildo Abierto, de manera reiterada, cuando nuestro país es juzgado, no se trata de un acto de intromisión en los asuntos internos fuera de lugar. El Uruguay democrático que sucedió a la dictadura decidió que ella tenía competencias plenas para intervenir en relación a las normas de DDHH.

La Corte IDH sesiona en Uruguay

Precisamente en estos días, el organismo continental que preside nuestro compatriota, el Dr. Ricardo Pérez Manrique, se encuentra sesionando en Uruguay. El jueves 20 llevará a cabo, en el departamento de Colonia, una audiencia no pública con el cometido de evaluar la implementación por parte de nuestro país de la Sentencia Gelman vs Uruguay que se aprobara en febrero de 2011.

Hasta el momento en las dos sentencias en que la Corte IDH condenó al Estado uruguayo por violaciones a los derechos humanos –el caso Gelman y el caso que integra los asesinatos de Diana Maidanik,  Silvia Reyes, Laura Raggio y las desapariciones de Oscar Tassino y Eduardo González– la Corte hizo referencia, como elementos que perpetúan la impunidad, a la ley de caducidad. También se refirió al pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia que en febrero de 2013 declaró inconstitucional los artículos 2 y 3 de la Ley 18.831. Esa posición de la SCJ fue revertida en mayo de 2022, a partir de la nueva integración de la SCJ.

Una aborrecible ley de impunidad

Aprobada en diciembre de 1986 en una tumultuosa sesión del Parlamento, con grandes y ostensibles presiones de los militares liderados por el general Julio Medina, la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado otorgó la impunidad a los principales criminales de nuestro país. Fue ratificada por un Referéndum en 1989 y no obtuvo los votos necesarios para ser derogada por un plebiscito que se llevó a cabo en el año 2009. Sin embargo, en octubre de ese mismo año, una sentencia de la Suprema Corte de Justicia (Resolución 365/2009) declaró la inconstitucionalidad de la misma, tanto por razones formales como de contenido.

Durante más de 20 años aseguró la más completa impunidad para los responsables de todas las graves violaciones a los Derechos Humanos.

El caso Gelman y la Ley 18 831

Una vez que la Corte IDH condenó al Uruguay por dicho caso, rechazando la vigencia de dicha Ley, el Parlamento uruguayo, en octubre de ese año, restableció plenamente la pretensión punitiva del Estado, aprobando la Ley 18 831. A partir de ese momento, se eliminaron todos los obstáculos legales para la actuación de los tribunales uruguayos.

Con grandes presiones y ataques públicos de los involucrados en los crímenes del terrorismo de Estado, de los centros militares que los defienden, de sus cómplices civiles, de los grandes grupos de poder y de los medios de comunicación que los amparan, la justicia comenzó lentamente a desplegar su accionar, de acuerdo a las disposiciones constitucionales.

El enemigo: el Dr. Ricardo Perciballe

La creación de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad y la designación del Dr. Ricardo Perciballe al frente de ella, junto con un equipo de trabajo que ha demostrado un gran compromiso, fueron gestos del Estado uruguayo en el sentido de cumplir con su obligación de perseguir y juzgar a los responsables de las atrocidades del pasado reciente.

En una reciente entrevista publicada por El Observador, el coronel retirado Eduardo Ferro, procesado por asesinar y desaparecer a Oscar Tassino, declaró que el Fiscal Ricardo Perciballe es el enemigo. Tal afirmación, proviniendo de alguien como Eduardo Ferro es preocupante, es una amenaza nada sutil. Por decir  lo menos.

La fiscalía cumple con su responsabilidad legal de promover los juicios y aportar las pruebas que surgen de la abundante documentación existente en los archivos y en los legajos militares.

Los jueces, integrantes de un poder del Estado independiente,  toman las decisiones, otorgando todas las garantías. Así funciona un Estado democrático.

El ADN negativo de Cabildo Abierto

El grupo político liderado por el general Guido Manini Ríos se ha caracterizado por atacar de manera habitual al Poder Judicial para presionarlo ante la opinión pública y por defender en los medios a los procesados y condenados por los crímenes del pasado reciente. Estos días ha presentado un nuevo proyecto de ley,  en la Cámara de Diputados, para restablecer la Ley de Caducidad. Un absoluto despropósito. No puede y no debe prosperar.

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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.

(**) Publicado en El Popular Nº 609 - 14 10 2022