Juan Faroppa, Mariana Mota y Wilder Tayler, de la INDDHH. Foto: Ernesto Ryan
A impulso de los
cabildantes, que han llegado incluso a proponer su eliminación, la coalición
gubernamental, con amplias mayorías parlamentarias, se dispone a elegir en la
Asamblea General a las nuevas autoridades de la Institución Nacional de DDHH y
Defensoría del Pueblo (INDDHH). Ya lo han señalado. No dejarán títere con
cabeza. Harán una renovación total de autoridades. No reelegirán a ninguno de
los actuales integrantes, aplicarán el bisturí a fondo, según informó el vocero gubernamental El País.
Por lo anunciado
públicamente por algunos de sus voceros parlamentarios, desconociendo lo
establecido por la misma ley que la creó, designarán a los integrantes mediante
cuota política como si fuera un ente o un ministerio: habrá dos representantes
del Partido Nacional, uno del Partido Colorado y otro de Cabildo Abierto. Dejarán
un cargo a disposición del Frente Amplio.
Como ocurrió recientemente
en el MSP, probablemente, el
representante de Cabildo Abierto hará todo lo posible por crear vacantes para
coroneles retirados y allegados.
Un avance institucional
La existencia de órganos
como la INDDHH, aunque no la cambian radicalmente, mejoran la calidad de la
democracia más allá de los resultados concretos que ella pueda ofrecer. Pone de
manifiesto que las normas de Derechos Humanos son un ideal social a seguir, un
conjunto de normas de convivencia social importantes, que orientan la labor de
los gobernantes y de sus funcionarios.
La INDDHH fue creada por la
Ley 18 446 de diciembre de 2008. Es una unidad dependiente del Parlamento pero
autónoma con el cometido específico de defender y promover los DDHH.
Posteriormente, mediante reformas legislativas se le introdujeron nuevas tareas
y responsabilidades, algunas de ellas referidas al período conocido como de
actuación ilegítima y del terrorismo de Estado (1968 -1985).
En su momento, su
concreción significó un enorme progreso
institucional en el camino de profundizar la democracia y la calidad de ella
misma.
La INDDHH es una gran
herramienta de la democracia para afirmar las normas de Derechos Humanas que
están destinadas a dignificar la vida de todas las personas.
Escudo protector de los más vulnerables
Si bien la existencia de un
órgano como la INDDHH favorece al conjunto de la sociedad, su mayor beneficio
lo obtienen aquellos sectores más desprotegidos en una sociedad dividida en
clases sociales. Es un instrumento fundamental y decisivo para aquellos
ciudadanos más vulnerables, más desprotegidos, que no tienen acceso a tener su
propia organización, a conocer sus derechos, reclamar y demandar su
implementación.
El flagelo de la tortura
La tortura, causar dolor y sufrimiento, físico, psicológico o
mental a una persona detenida e indefensa por funcionarios del Estado, de
manera intencional y deliberada, es un
acto cruel y repudiable, tanto desde el punto de vista legal, político o ético,
cualquiera sea el fin que se invoque. Durante el terrorismo de Estado, asociada
a las detenciones masivas y la reclusión prolongada, la tortura fue una
práctica masiva sistemática y generalizada.
Desde el retorno a la
institucionalidad democrática su uso se ha reducido y ha habido al respecto
políticas claramente establecidas, lo cual no ha impedido que haya habido
muertes por malos tratos en comisarías y se hayan detectado casos similares en
diferentes ámbitos, tanto policial como carcelarios, incluso con menores. La
actuación de la INDDHH ha sido muy importante al respecto y le ha generado el
malestar gubernamental, tanto en los gobiernos del Frente Amplio como del
actual que en diferentes ocasiones ha reaccionado de manera airada.
La calidad de la democracia amenazada
La integración del próximo
Consejo Directivo no es, por lo mismo, un tema menor para quienes apostamos a
fortalecer la institucionalidad democrática del país para seguir avanzando. El
movimiento sindical, el movimiento estudiantil, las organizaciones de DDHH, las
cooperativas, la ciudadanía en general, deben estar alertas y hacer sentir su
opinión y sus inquietudes al respecto.
Los futuros integrantes de la Comisión Directiva
de la INDDHH deben tener un sólido y efectivo conocimiento y compromiso,
indubitable, con las normas de DDHH, en lo declarativo y también en cuanto al
compromiso de vida. Como lo establece la norma vigente, sus candidaturas deben
surgir desde las organizaciones de la sociedad civil.
La dictadura cívico militar
y su terrible legado sobrevuela a la hora de promover, apoyar y examinar
candidaturas. No hay justificaciones ni explicaciones para las graves
violaciones a los DDHH. Quienes las defienden para el pasado reciente pueden
promover candidatos para el presente y
el futuro. Y serán un peligro si integran el órgano de conducción de la institución.
Los cabildantes son un caballo de Troya de la institucionalidad de DDHH.
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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus
opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.