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Insanía editorial

 La desprotección de las víctimas del terrorismo de Estado

Por Gastón Grisoni – 31.08.24

Un editorial de El País del pasado lunes 26 de agosto arremete contra Graciela Villar. La acusa de haber colaborado con la dictadura. La acusa, justamente, el vocero oficial de la dictadura y del terrorismo de Estado. El matutino de marras tiene el tupé de acusar a una chiquilina de 18 años,  que estuvo detenida en el siniestro Fusna, de colaborar con dicho régimen. Lo hace, basándose en el testimonio de Fleming Gallo que reproduce un libro editado, el mes pasado, por Álvaro Alfonso con la colaboración de Héctor Amodio Pérez.

Usando a Graciela Villar, una ex presa política que integró la fórmula presidencial del FA en las elecciones del año 2019, en base a un libro escrito por Alvaro Alfonso con la colaboración del ex militante del MLN Héctor Amodio Pérez, el editorialista agrede al Partido Comunista (PCU), organización que la víctima de la dictadura integraba en aquel período.

Militante de la resistencia

Durante la dictadura civil militar, Graciela Villar fue detenida en dos oportunidades. En la primera ocasión era menor de edad. Fue detenida por participar en una manifestación callejera ilegal contra el régimen de Juan María Bordaberry conmemorando el 1º de mayo en la zona de la Curva de Maroñas. Como era habitual, luego de su detención fue internada en el Hogar Yaguarón, dependiente del Consejo del Niño (actual INAU).

La segunda detención se produjo en 1977. Estuvo detenida en las instalaciones de los Fusileros Navales (FUSNA). En esta oportunidad, ya tenía 18 años. Luego de algunos días fue liberada. Graciela Villar es la denunciante de Fleming Gallo  en la primera causa penal por la cual la justicia uruguaya pretende juzgarlo. En esta y en otras causas posteriores, se lo acusa  por su activa y comprobada participación en secuestros, privaciones de libertad y torturas, de manera sistemática y continuada de decenas de personas en el marco de la Operación Morgan contra el PCU.

Fleming Gallo: prófugo de la justicia

En la actualidad, Fleming Gallo, reside en Barcelona, España. Recibe una pensión del Estado español. En una acción realmente insólita, incluso, mediante abogados, se presentó en el MTSS ante la Comisión Especial de la Ley 18 033 solicitando el beneficio que la misma otorga a las ex presas y ex presos políticos. Ha concedido, el año pasado, una larga entrevista por correo electrónico a Leonardo Haberkorn donde también detalla su colaboración activa con los servicios represivos del Fusna una vez que fuera detenido en 1976.

El libro que inspira al editorialista de El País consiste en una larga entrevista que Alvaro Alfonso le realiza a Fleming Gallo. Además del testimonio del prófugo, el libro reproduce supuestas actas de interrogatorio de la justicia militar a Graciela Villar para demostrar su colaboración. En dicho libro, Fleming Gallo también señala como colaboradores a otros detenidos que precisamente testificaron en contra de él  ante la justicia. También se presentan supuestas actas de esos interrogatorios en las instalaciones del Fusna, para desacreditarlos.

Alvaro Alfonso es reincidente

Álvaro Alfonso cuenta con antecedentes penales. Comenzó a interesarse en el pasado reciente en el año 1995 luego de realizar un curso para corresponsal de guerra del Ejército, según testimonió al semanario La Mañana, para poder dar todas las versiones y no solo las de la izquierda. En materia de manejo espurio de archivos militares personales es reincidente. Ya fue procesado por la justicia por el delito de difamación en dos instancias en el año 2009. Reprodujo  actas de un interrogatorio, de la justicia militar, en el centro clandestino de detención de La Tablada. Basándose en ellos y en sus propias fuentes militares acusó  de colaborador a otro ex preso político (Carlos Tutzó) que estuvo en dicho centro en el año 1977.

La desprotección salta a la vista

La legislación vigente no protege a las miles de personas que desde el comienzo del Estado de Guerra Interno en 1972 hasta el fin de la dictadura fueron detenidas por los servicios represivos y sometidas a tribunales militares. Están desvalidas ante personajes malintencionados.

El caso de  Graciela Villar es significativo. Un prófugo de la justicia uruguaya tiene en su poder documentos de aquella época y mediante personas inescrupulosas los pone en circulación a modo de represalia. La difusión pública de actas de interrogatorio de la justicia militar de aquel período, de carácter personal, debería ser penalizada.  

En esta ocasión como afirmó CRySOL existió una doble inmoralidad: la de difundir apologéticamente el testimonio de un criminal confeso de la dictadura, prófugo de la justicia como Fleming Gallo en un libro y la revictimización que se lleva a cabo de una luchadora y ex presa política por parte de El País.

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(*) Gastón Grisoni es Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.