Un proyecto malicioso y deleznable: ocultar al
terrorismo de Estado
A
toda prisa, para poder aprobar la ley de reforma jubilatoria, sin pudor
republicano, la coalición gobernante aprobó en el Senado una ley engañosa y
manipuladora.
Por
Gastón Grisoni (*) – 13. 01. 23
De acuerdo a la
información disponible, la gran mayoría
de las personas que se aduce resarcir económicamente ya fueron asistidas,
oportunamente, por el Estado desde el
mismo momento en que ocurrieron los hechos. Salvo honrosas excepciones, básicamente
civiles, todas fueron o debieron ser resarcidas en función de las normas
legales vigentes o que se aprobaron posteriormente.
En el caso de los
familiares de los militares caídos en
actos de servicio fueron amparados por el Artículo 115 de la Ley 14 106 de
marzo de 1973. Todos ellos percibieron un monto superior al que otorgó la ley 18 596,
aprobada en setiembre de 2009, durante el primer gobierno del doctor Tabaré
Vázquez, a los familiares de los detenidos desaparecidos y asesinados, ya sea
por el Escuadrón de la Muerte o por las fuerzas represivas.
Víctimas
de primera y segunda categoría
El ministro de Defensa
Nacional doctor Javier García ha declarado en los medios televisivos
subsidiados por el gobierno que es inadmisible que en este país existan
víctimas de primera y segunda categoría. En sentido contrario a lo manifestado
por él, lo cierto es que hubo y hay, hasta el día de hoy, víctimas de primera y
de segunda categoría.
La vida humana no tiene precio.
Es un bien único. Pero lo cierto es que en el caso de los familiares de los
oficiales de las Fuerzas Armadas caídos en actos de servicio, percibieron, un monto mucho mayor, un 25 por ciento mayor,
que el que percibieron los familiares de los detenidos desaparecidos y de los
asesinados por los servicios represivos. También percibieron un monto 10%
superior al que recibieron los familiares del personal de tropa.
El
cangrejo debajo de la piedra
Con esta información
disponible, es muy fácil deducir que la presentación de esta iniciativa no se trata de un proyecto ni humanitario ni
altruista como señalan los nostálgicos de la dictadura y los cabildantes. La
iniciativa pone en el centro de la agenda informativa una faceta parcial de la historia reciente. La
resalta, la amplifica a través de los programas de la televisión abierta. Es
una iniciativa maliciosa, estratégica, con la finalidad de ocultar y
neutralizar los estragos del terrorismo de Estado en la memoria del imaginario
social.
Es razonable que los
familiares de las víctimas de la violencia NO estatal durante el período del
pasado reciente que no hayan sido resarcidas hasta el momento, ya sea por leyes
generales o específicas que se hayan promulgado, sean asistidas económicamente
por el Estado.
Más allá de las
apariencias, invocando a las víctimas para generar empatía y manipulando el
legítimo dolor de los familiares de las personas involucradas y los
sentimientos de la ciudadanía, en lo fundamental, en lo sustantivo, este es un
proyecto de los nostálgicos de la dictadura para ocultar, neutralizar y diluir,
solapadamente, maliciosamente, ante la opinión pública al terrorismo de Estado
y revitalizar la teoría de los dos
demonios.
Un
período terrible de la historia
El terrorismo de Estado
fue un período histórico trágico y doloroso para la inmensa mayoría de la
población. Estuvo al servicio de la implantación de un modelo de país en beneficio exclusivo de los grupos de poder privilegiados, los hoy
conocidos en jerga gubernamental como los “malla oro”. Ningún hecho, ninguna
situación, por más luctuosa que ella sea, puede explicar, justificar,
neutralizar ni atenuar la gravedad del terrorismo estatal en los crímenes de
Lesa Humanidad.
En materia de violaciones
a los DDHH el saldo es significativo: casi 200 detenidos desaparecidos, más de
200 asesinados, más de 25.000 personas detenidas, 7.500 personas formalmente
condenadas por tribunales militares, más de 30.000 condenados al exilio
forzado. Un país entre rejas.
El proyecto aprobado en la Cámara de Senadores es horroroso técnicamente, por lo que
establece y las omisiones. Su intencionalidad oculta es abonar la teoría de los
dos demonios, de una manera sibilina, para ocultar la responsabilidad de los
dueños del poder. Los cabildantes y los nostálgicos de la dictadura, con la
complicidad militante de los dueños de los medios masivos y hegemónicos de
comunicación, pretenden conducir al olvido la memoria del terrorismo de Estado.
Es una batalla cultural por el pasado para dominar el presente y el futuro.
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(*) Gastón Grisoni es
Presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen,
necesariamente, al colectivo como tal.